Conociendo a Leydi Casimiro
Por Amry Bencos
Durante la 6ta. Edición del Foro Gastronómico Dominicano, por la Fundación Sabores Dominicanos (FSD), dedicado a la investigación y desarrollo de la gastronomía a partir de la producción local, conversamos con Leydi Casimiro, invitada cubana quien nos compartió un poco de su historia y quien se enfoca en defender los principios de cómo producir los alimentos, su comercialización y consumo y en ese tenor nos aportó conocimientos importantes que compartimos con ustedes hoy.
FSD: ¿Cómo llegas a involucrarte con los medios de producción de los alimentos y cómo llegan ustedes en su finca familiar a producir los alimentos a un nivel tan alto de agro-ecología tal como narras en tu conferencia?
L.C.: Dejamos la ciudad de Zaza del Medio, donde vivíamos en un ambiente campestre con crías de conejo que nos producían abono, criábamos gallinas y lombrices, la chiva nos daba leche para hacer el queso de cabra. Durante la crisis del período especial en Cuba (1993) nos trasladamos a la finca del Medio, herencia de mis bisabuelos. Nadie de nuestra familia quería esa finca por el deterioro y la degradación de la capa vegetal de sus tierras en un nivel de erosión tal que ya no era productiva. El panorama era bastante crítico. Aún así nos establecimos en la finca que ni siquiera tenía electricidad. Lo asumimos como proyecto de vida, con la ilusión de vivir sobre lo mismo que nosotros podíamos producir con la autonomía de autoabastecernos y tener lo nuestro desde la energía propia: Auto sostenibilidad.
Ha sido un proceso de más de 26 años pero en toda esa evolución, hice la carrera de economía y los trabajos los basaba en los resultados que íbamos teniendo en la finca. Mis trabajos tuvieron muy buena aceptación en la universidad y eso me motivó a seguir investigando. Mi tesis de economía fue acerca de qué significaría para mi provincia engrandecer la agricultura sobre base sostenible bajo el concepto agroecológico. Mi tesis ganó un concurso nacional. Ahí empezó mi vínculo no sólo con la tierra, sino también con la academia, porque luego mi papá que es innovador, comienza a crear herramientas de trabajo para la tierra incluso con patente. En ese proceso de patentizar hago mi segunda carrera: El derecho, cuya tesis fue sobre derecho administrativo y financiero vinculado a la agroecología. Y luego continúo con un doctorado en agro-ecología en la universidad de Antioquia de Colombia a través de un concurso que otorgó becas. La finca del Medio comenzó a ser referencia en muchas cosas para Cuba y para la región.
Origen
Mi papá es José Antonio Casimiro, campesino estudioso, autodidacta, creativo e innovador que no sólo ha creado nuevas herramientas sino que ha planteado nuevos principios y filosofías de vida y por eso es seguido por muchos cubanos y extranjeros.
Finca escuela
Es una especie de finca escuela porque como voluntariado llevamos más de 18 años en que nos visitan personas de todo el mundo y de universidades de todo tipo, incluso gastronómicas, por ejemplo, de Colombia e Italia, cuyos estudiantes hacen su pasantía allá, porque quieren vivir la experiencia de aprender los métodos y toda la enseñanza es gratuita.
Madelaine Vázquez citaba lo que había escuchado de que “comer es un acto agrícola”, y eso es una realidad muy latente, así que la gastronomía no se debe ver solamente en la manera de preparar y presentar los alimentos estéticamente en una mesa o restaurante, sino también cómo fue producido ese alimento, cuán justo y cuán bueno fue para quienes lo cultivaron, que hoy es “esa agricultura familiar campesina, esos indígenas y pescadores artesanales que produce el 75% de los alimentos en el mundo, en condiciones precarias y en menos del 20% de las tierras agrícolas”.
Entonces “¿Cómo se puede potenciar ese rol de una manera que sea basada en principios éticos, para que se empoderen, para que la sociedad los comprenda, aprecie y revalorice? ¿una forma que sea capaz de hacer que esa agroecología sea más rentable para que también los productores vivan felices en su entorno? ¿cuán importante será dignificar esos modos de vida que nos están alimentando, reconocer la importancia que tienen y apoyarlos para que también sean felices en su entorno? Ya que en muchos lugares ellos no están siendo felices y esa agricultura familiar se está degradando en tanto no protegemos esa cultura, esa base que está produciendo la comida y esos modos campesinos, para que también los jóvenes que vayan creciendo puedan ver como aspiración de vida retornar al campo, porque muchos han abandonado el campo. Se trata de comercio justo, circuitos cortos de comercial, consumo solidario, consumidores sensibilizados que también prefieran esos productos y no otros convencionales que muchas veces están más baratos a costa de que están siendo subsidiados. Así han sido desplazados muchos campesinos a nivel internacional, a quienes no les era factible la vida.
FSD: ¿Quizá también por las condiciones difíciles y el poco apoyo existe en la juventud hoy día mucha resistencia a dedicarse a la agricultura?
L.C.: Sí. Y aun más cuando no hay factibilidad económica, porque muchas labores como las del campo, no sólo son jornadas fuertes, sino también tienen que inspirarte realizarlas. Se puede sentir inspiración porque se sabe que es bueno, porque es parte de tu memoria histórica familiar, pero si no te es factible económicamente entonces no tiene futuro.
Por eso todo hay que verlo de manera integral, donde sea factible producir bueno y limpio porque hay un a ganancia económica, porque también hay que tener un confort de vida saludable, que sea admirado desde la ciudad, incluso atractivo para que gente de la ciudad también desee ese campo, como en nuestra finca donde nos autoabastecemos de energía, tenemos agua caliente, cocinamos con fogones eficientes de gas, de leña, solares, donde todo no es con combustibles diésel. Nuestra vaca ecológica nos da la leche, pero nos da más beneficios por el estiércol que somos capaces de convertir en bioabono y en biogas.
Función y soportes
En permacultura hay un principio según el cual cada función debe estar soportada por varios elementos. La función de la cocción de los alimentos esta soportada por el sol con la cocina solar, el biogas, a partir de los biodigestores y la cocina de biomasa, a partir de la leña. Ya que si tuviéramos una sola alternativa para sustentar cada función, al fallar esa alternativa te quedas sin solución. Esa es la idea de mantener disponibles los tres sistemas.
En eso consiste la diversidad que se puede ver en todos los aspectos de la vida. Puede faltar uno pero continúas siendo firme y funcional. Nosotros tenemos tanta diversidad en cultivos y especies que puede venir un ciclón o el huracán Irma, que eliminó los cultivos de plátanos pero quedan las vacas produciendo leche, las gallinas produciendo huevo y carne, los biodigestores dándonos nuestro gas, incluso teníamos electricidad para informarnos y ver tv con energías renovables cuando a otras casas el huracán les tumbó el sistema eléctrico.
Es una forma de vivir con un confort de vida digno pero además estás protegiendo al medioambiente de forma creativa, atrayendo otro tipo de visión hacia un campo atractivo y alegre.
FSD: ¿Qué hay de los costos para lograr eso que implica inversión económica en conocimiento?
L.C.: Sí, claro que es necesario invertir. Por eso nosotros hemos pasado tanto trabajo en tantos años para llegar a lograr una rentabilidad económica. Por eso hemos planteado ciertos principios y bases metodológicas para que otras familias campesinas que deseen eso mismo puedan lograrlo en menor tiempo. Ya hemos escrito tres libros y muchos artículos científicos. Las metodologías ayudan a lograr esa transición y esos principios motivan al tema de las políticas públicas, ya que estas tienen que favorecer para que estas cosas sean posibles a una escala mayor.
Incentivos Fiscales
En mi tesis de derecho hice un análisis de lo beneficioso que sería para un gobierno otorgar incentivos fiscales para practicantes de la agroecología. A eso se le llama un costo tributario porque el Estado deja de percibir un dinero por no cobrar esos impuestos. Sin embargo, la tesis demostraba que en vez de costo tributario, más bien era un beneficio fiscal eficaz, porque si hay dinero que dejaba de percibir por un lado, también tendría una ganancia mucho mayor debido a los ahorros en electricidad, por los alimentos que se iban a dejar de importar, por el ahorro en medicina ya que más personas van a dejar de enfermarse por dejar de consumir productos químicos envenenados. Entonces en el análisis le ves más beneficios por todas partes.
El sector gastronómico tendría que ser el aliado, ya que es una de las patas que sostiene el sistema. El sector gastronómico depende 75% de esa cultura campesina. Si tenemos un sector gastronómico sensibilizado, hacia una cultura del aprovechamiento de los recursos locales, hacia la dignificación de los modos de vida campesinos y una transparencia, incluso que el que venga a consumir sepa la fuente de los alimentos. Se puede crear una cadena muy bonita que va a contribuir desde todo punto de vista a una sociedad mejor.
FSD: ¿Cuáles serían los primeros pasos de una comunidad hacia un estilo de vida bajo los principios que acaba as de señalar?
L.C.: Depende de la comunidad. No son recetas. Parte de mi tesis de doctorado es la Metodología para la Evaluación de la Resiliencia Socioecológica en finca familiar o territorios rurales (MERS) y consiste en el estudio de varios indicadores, en esencia: índice de soberanía alimentaria, de soberanía tecnológica, de soberanía energética y la eficiencia económica. Se hace una lectura integral de todos los indicadores y se identifican los elementos que están poniendo el riesgo la resiliencia de ese territorio.
La resiliencia es la capacidad que va a tener ese territorio para permanecer en el tiempo y ser capaz de absorber cualquier choque externo (climatológico, político, de mercado, etc.), pudiendo continuar con sus producciones alimenticias, armonía y cultura, gracias a su autonomía, pero en un ambiente ecológicamente posible y deseado, es decir, asegurando los recursos de los cuales dependen para el futuro. Es decir, que las familias sientan felicidad por eso y quieran continuarlo”.
Uno no puede construir soluciones para un problema que no es suyo. De acuerdo a lo que arroje ese estudio “es que nosotros proponemos estrategias para la transición, para que se puedan adoptar desde la construcción participativa, porque esas estrategias se las tienen que plantear los mismos que están presentando el problema. Las personas tienen que construir las respuestas a sus propias problemáticas, porque si no es así no se van a sentir apasionados por la solución ni van a ver que de verdad pueden generar un cambio en su vida.
Las estrategias son muy contextuales, la realidad de un territorio, incluso aunque sea vecino de otro, puede diferir mucho.
FSD: ¿En todo caso hablamos de familias?
L.C.: Sí, familias que son propietarios de sus terrenos. Pero las soluciones muchas veces no dependen solo de la familia. Muchas veces las familias campesinas tienen una producción agroecológica y un buen cuidado de sus tierras. Sin embargo, no están siendo rentables económicamente porque los precios de venta están por debajo de los costos de producción. Por eso todo depende del análisis y no de un indicador.
FSD: ¿Cómo proyectas el avance del desarrollo de este tipo de iniciativas, según tu experiencia y estudios en Cuba o en otros países que has visitado?
L.C.: “Estamos tratando de llevar eso a la realidad de varias fincas familiares en Cuba y hay muchas personas que se están conquistando”.
Avances en la lucha
Lo mejor es que “de la forma en que lo estamos haciendo estamos incidiendo en las comunidades para la creación de nichos de mercado insatisfechos. Con la sistematización de estas experiencias que se publican y se comparten con los decisores (tomadores de decisión): hay políticas públicas que se están transformando. También la nueva ley en Cuba para el uso de las fuentes renovables de energía y algunas pautas parten de las acciones del activismo nuestro”. El asunto es continuar trabajando para demostrar que es factible porque donde los decisores se han educado en una cultura de agricultura convencional no creen en la factibilidad de la agroecología. Hay una resistencia y puede ser más difícil cambiar el chip mental. De modo que aunque sea bueno y demostrable es difícil que comprendan y convencerlos.
Según mi estudio de proyección de la efectividad agro-ecológica, al final no hay que gastar más, es solo mover las fichas y aplicar los recursos con efectividad.
FSD: ¿A nivel del Caribe, qué proyección puedes hacer?
L.C.: “El clima, el tipo de personas, la tierra son muy parecidas en el Caribe. Se podría decir que somos de un mismo país. Entonces es muy factible la experiencia en Cuba para el resto del Caribe. Además porque todos estamos influenciados por el cambio climático, la afluencia de huracanes y tormentas; y ya hay principios que emergen de todas estas investigaciones que pueden extrapolarse a la realidad de estos otros países”.
FSD: ¿Cuál es la impresión que te llevas de esta tu primera experiencia de contacto con el sector gastronómico dominicano?
L.C.: Me llevo una experiencia muy bonita de ver y palpar el orgullo y cómo defienden la cultura de su gastronomía local (cosas muy típicas de ustedes: mofongo, sancocho) y no la internacional, y de cómo lo llevan incluso a la cocina gourmet. Para mí es admirable.
Lo que sí creo que deberían enfrentarse al desafío de eliminar un poco los intermediarios y ver cómo trabajar el acercamiento al productor para establecer con él un vínculo fuerte, recrear el concepto de una responsabilidad con esa cultura local, impulsar el valor de la agroecología por tratarse de productos limpios, sin químicos, porque van a garantizar una mejor salud. Incluso pueden enriquecer en calidad. No tengo en conocimiento de cuánto importan desde el exterior pero estoy segura que deben importar bastantes cosas. Pueden impulsar y promover una mayor apreciación, no sólo de la cocina porque es dominicana, autóctona pero además agroecológica. ¿imaginas ese potencial?
FSD: Una de las cosas que sucede es que cuando quieres pasar de un consumo de alimentos producidos convencionalmente a preferir alimentos orgánicos entonces te sale más costoso. ¿Qué decir sobre esto?
L.C.: “Por eso nosotros promovemos que preferir alimentos orgánicos no tiene que se elitista y ahí es que juegan un papel fundamental las políticas públicas para que no sólo tengan acceso a estos alimentos producidos de esta forma los de la clase alta porque tienen dinero y puede pagarlo. El propósito es que todo el mundo tenga acceso. Ahora, sí hay que tener en cuenta los estilos de alimentación. Hay mucha diversidad en las filosofías: alimentos crudos, ovo lácteo, vegetarianos, etc. Ahí tenemos mucho que aprender”.
“También la imagen de una gastronomía buena tiene que tener fundamento sobre la salud de las personas en el tema de cómo vamos a consumir los alimentos. No sólo frescos, sino en qué versión lo vamos a consumir para que sean de mayor impacto en nuestra salud. Ahí hay mucho que estudiar y sería un reto ponerme a hablar aquí sobre eso porque es bastante complejo. Pero yo misma estoy haciendo transformaciones en mí: no consumir azúcar, harinas refinadas y consumir lo que yo estoy produciendo en la finca. Eso es como dice mi papá: somos los ricos del futuro. Es la riqueza espiritual y la riqueza del comer algo que uno mismo lo produce es infinitamente valioso”.
FSD: ¿Existe algún decálogo de los principios eco gastronómicos, algún patrón o modelo que me diga a mí como consumidor si estoy cumpliéndolos? ¿quizá cuando lleguemos a una certificación donde la etiqueta del alimento exprese 100% su valor agroecológico?
L.C.: Claro, es una forma de que el consumidor pueda contribuir a que esa iniciativa local sea rentable y apreciada: sensibilizando al consumidor, crear una ética a la hora de comer de la fuente de los alimentos y poder conocer cómo se están produciendo, informar acerca de que si su forma de producirlo ha sido justa, que hay una transparencia donde todos los actores del sistema están ganando de manera equilibrada, desde productor, consumidor e intermediario.
FSD: ¿Dónde la gente puede encontrar información sobre ustedes?
L.C.: Nosotros tenemos una página institucional en Facebook que se llama La Finca Del Medio. Ahí compartimos mucha información. También el canal de YouTube: Finca del Medio, en los videos está mi WhatsApp y correo, o escribir en el buscador Leydi Casimiro. También mi padre tiene un programa radial los domingos en nuestra provincia y en él promueve su filosofía. También tenemos libros y artículos científicos. Nos pueden escribir por la página institucional de Facebook para contactarnos.