Descubriendo el recorrido de Madelaine Vázquez Gálvez
Por Amry Bencos
La ingeniera en tecnología, Madelaine Vázquez Gálvez, estuvo marcada por experiencias como su formación universitaria durante cinco años en Ucrania, país que sufrió hambruna a consecuencia de la segunda guerra mundial, además de que por su crudo invierno se valora mucho el alimento vivo (verduras, vegetales), por lo que el desperdicio alimenticio es inconcebible, y todo esto influyó en la conciencia que forjó Madelaine.
En Ucrania su formación educativa “se orientó hacia la ingeniería. Sin embargo, su giro hacia la alimentación más sana y a la agricultura ecológica se debe a que al regresar a Cuba, para poder sobrevivir a la fuerte crisis de los 90 marcada por el declive de la Unión Soviética, se recurrió a esta tendencia de producción de los alimentos de forma favorecedora al medioambiente y al consumo de los alimentos crudos o vivos”.
Para Madelaine, los primeros pasos de una comunidad hacia los hábitos de la cultura Slow Food serían “la sensibilización de los futuros cocineros y chefs, así como la inclusión de la alimentación agro ecológica en el currículo educativo nacional y el acercamiento y sensibilización a las autoridades gubernamentales” con miras a lograr un cambio de las políticas estatales hacia la protección y valoración del productor local a través de acciones favorecedoras incrustadas en el sistema.
Al responder ¿Cómo proyecta el avance de las comunidades Slow Food en El Caribe? Madelaine expresa “En el Caribe tenemos mucha diversidad, tenemos también el francés y el inglés. Cada una de estas comunidades tienen sus propias particularidades, por lo que su experiencia es diferente en cada caso”.
Siendo optimistas, dice que probablemente “En una escala del 1 al 10, los países caribeños estén en el sexto o séptimo lugar”.
Tras el contacto con una parte importante del sector gastronómico dominicano durante este 6to Foro Gastronómico, afirma llevarse una impresión muy positiva, por lo que ve con mucho entusiasmo el potencial de nuestro país para entronizar en la producción local los principios de las comunidades Slow Food, así como de la agro ecología.
Hacia un cambio de mentalidad en los hábitos alimenticios de la población dice que en general, “nos encontramos frente a un largo camino. La alimentación es un acto bio-psicosocial de raíces profundas”.
Acerca de la existencia de un protocolo o decálogo eco-gastronómico, expresa “esa sería una de tantas tareas pendientes en el camino por hacer”.